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jueves, 3 de octubre de 2019

Alberto Baillères, multimillonario mexicano

Alberto Baillères González es el dueño de una fortuna de más de doce mil millones de dólares, gracias al precio creciente de los metales como el oro y plata, los activos del octogenario empresario aumentaron de manera impresionante. 

Fue enviado a la Academia Militar Culver en Indiana. Fue la disciplina militar lo que le permitió actuar con rigor y precisión para llegar a donde se encuentra actualmente. Egresado de la universidad que fundó su padre, el Instituto Nacional Autónomo de México, Alberto Baillères se graduó como licenciado en Economía con tres menciones honoríficas.

Mientras era estudiante, trabajaba en el Banco de Comercio donde fue Gerente de Sucursal y en 1957 entró a trabajar a la Cervecería Moctezuma como vendedor de cerveza y escaló hasta obtener la Gerencia de Ventas del área Metropolitana, donde es promovido a Director General en 1964. Tres años después, en 1967 es nombrado Presidente Ejecutivo y Presidente del Consejo de Administración.

De manera simultánea, accede a cargos en El Palacio de Hierro donde para 1967 ya era Presidente del Consejo y Presidente Ejecutivo. Sin embargo, el destino le tenía preparado un fuerte golpe. Alberto Baillères se quedó sin padre en 1969.

Tenía 38 años cuando su padre, Raúl Baillères, falleció en un accidente. Fue así que quedó a cargo una quincena de compañías, entre las que destacaban la Cervecería Moctezuma, e Industrias Peñoles.

Si bien, las mineras son las que acaparan el 80 por ciento de los ingresos del Grupo Bal, es la venta de ropa, zapatos y accesorios en sus tiendas minoristas lo que lo hacen que Alberto Baillères pueda estar entre las diez personas más millonarias de América Latina.

El especialista en negocios del Tecnológico de Monterrey, Mario de la Garza, asegura que el secreto de la fortuna del economista es la diversificación: “El empresario tiene mucho dinero. Lo ha hecho y ampliado durante muchos años. Tiene más de cuarenta años invirtiendo en áreas de negocios estratégicas, donde otros no estaban”.

¿Cómo cuáles? Las tiendas de autoservicio y departamentales como El Palacio de Hierro. Alberto Baillères también cuenta con una participación minoritaria en Femsa, la compañía embotelladora que también maneja la cadena de tiendas de conveniencia más grande del país: Oxxo.

El hombre que tiene más negocios que dedos en las manos
Presidente del Grupo Bal, Alberto Baillères ha incursionado en múltiples sectores como el comercio, las finanzas, la metalurgia, la minería y los seguros. Algunas de las empresas más conocidas del portafolio del Grupo Bal son la Aseguradora GNP, una de las compañías mejor posicionadas en el ramo, y el Palacio de Hierro, una de las cadenas de tiendas departamentales más conocidas en México.

Como ferviente aficionado a los toros, es el fundador de la Fusión Internacional por la Tauromaquia y tiene una empresa dedicada a este ramo. Además, es miembro de los consejos de administración del banco BBVA Bancomer y  Televisa, entre otros.

Recientemente, incursionó en Petrobal, empresa encaminada a la exploración y extracción de petróleo y gas en México. Nunca acabaríamos de enlistar las áreas de negocios en los que ha incursionado. Pese a que es un hombre poderoso, suele decir que su madre le hizo memorizar unos versos de Amado Nervo que procura tener en la mente: “¡Vida nada me debes! ¡Vida nada te debo! ¡Vida, estamos en paz!”.

“En mi vida tengo dos grandes amores: mi familia y nuestro México”
Al recibir la Medalla de Honor “Belisario Domínguez”, reconocimiento que otorga el Senado de la República, Alberto Baillères compartió una de sus creencias vitales para el crecimiento: “Siempre  he  sostenido  que  la  riqueza material es un medio, no un fin. Y, cuando esta riqueza se invierte en el país, se transforma en un instrumento social que beneficia a todos.”

La importante presea le fue otorgada en 2015 por crear 52,000 empleos directos, los cuales llegan a beneficiar hasta 150 mil familias mexicanas. En ese mismo discurso defendió su fe en nuestro país:

“Estoy convencido que México será pronto un país desarrollado, y esta aseveración no está basada en una confianza  infundada,  sino  en  la  evidencia  contundente  de  lo  que  hemos logrado  en  los  últimos  20  años.  ¿Cuánto  tiempo  nos llevará  conseguirlo? ¿Otros  20  años?  ¿50  años?  Puede  parecer  mucho  tiempo,  pero  para  el devenir  histórico  de  una  nación  no  es  nada.”

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