Los orígenes de Aprilia se remontan a la inmediata posguerra cuando en Noale, provincia de Venecia, el Caballero Alberto Beggio fundó una fábrica dedicada a la producción de bicicletas.
Los productos de la empresa artesanal, tanto los componentes como el producto final, consiguieron tener éxito y, en 1962 la empresa individual se transformó en Snc.
El hijo de Alberto, Ivano Beggio, se incorporó a la administración de la pequeña empresa en 1968 y enseguida quedó claro que su gran interés no eran las bicicletas cuando, junto a la docena de colaboradores que laboraban en la empresa, construyó la primera "moto" Aprilia, una cincuenta cc de color oro y azul.
El producto fue bien recibido por la crítica y el mercado. Colibrí, Daniela y Packi fueron los nombres de los primeros ciclomotores Aprilia; sin embargo, el producto que más se acercaba a las ideas de Ivano Beggio fue el ciclomotor de cross Scarabeo creado en 1970.
La moto y el cross constituyeron la verdadera pasión de Ivano Beggio, quien cultivó el sueño de poder competir nacional e internacionalmente en una especialidad que en aquellos años vivió un constante aumento de popularidad.
Lanzado en la mitad de los años setenta, el Scarabeo fue presentado en diferentes versiones con cilindradas de 50 y 125 cc, con soluciones estéticas únicas e innovadoras (comenzando así lo que se convertiría en una tradición para los productos Aprilia), como en el caso del modelo 1971 de color oro metálico.
1974 fue el año en el cual Ivano Beggio se convirtió en Presidente de Aprilia, y también el año en que nació la primera moto cross que fue confiada a título experimental a Maurizio Sgarzani, un piloto de la categoría cadetes que realizó buenos papeles en las primeras competencias.
Las primeras señales fueron alentadoras. Basados en aquella moto, los técnicos de Aprilia desarrollaron el modelo RC 125, presentado en el Salón de Milán; iniciando así entonces la inseparable unión entre producción deportiva y de serie, una marca característica de la empresa de Noale.
En 1975 se presentó la primera moto Aprilia de carrera con claras intenciones de victoria. Como piloto se eligió a Iván Alborghetti, milanés que ya había demostrado su madera de campeón, y los resultados no se hicieron esperar. Los primeros éxitos deportivos ayudaron a dar a conocer la nueva marca italiana entre los apasionados y, con la venta de las "réplicas" de las RC y MX 125, el recién nacido departamento de carreras pudo incrementar su presupuesto con respecto al presupuesto asignado para la primera temporada.
Los primeros títulos llegaron en 1977 en el campeonato italiano, en las clases 125 y 250, mientras que al año siguiente, Alborghetti terminó la temporada con dos terceros puestos en competencia y un sexto puesto absoluto en el campeonato mundial: la mejor clasificación jamás alcanzada por un piloto italiano.
Mientras tanto la notoriedad de la Casa de Noale rebasó las fronteras italianas. Los mercados extranjeros, a los cuales se destinó el 20% de la producción, y en particular el americano, mostraron un gran interés por las motos de Ivano Beggio.
El objetivo era muy claro: colarse en la lista de los grandes productores mundiales del sector.
La década se cerró con un constante crecimiento de la producción entre ciclomotores y motos de cross. En diez años, la empresa creció notablemente: de 1969 a 1979, la producción anual de ciclomotores pasó de 150 a 12.000 unidades, mientras que para las motos, en sólo cuatro años la producción superó las dos mil unidades anuales.
El principio de los años ochenta representó un período de gran crisis para toda la industria del motociclismo en general, tanto la italiana como la europea. Justo en aquellos años difíciles, Ivano Beggio sentó las bases para nuevos y ambiciosos objetivos, provenientes de su extraordinaria pasión por las motos y de su confianza en la recuperación del mercado del motociclismo italiano.
La producción se dirigió hacia nuevas líneas ampliando la gama en motos de enduro, trial y calle, además de los ciclomotores y cross, con cilindradas que iban de los 50 a los 600 cc.
Con la fuerza de una organización dinámica y flexible, Aprilia amplió durante este tiempo su participación en las competencias de motociclismo. Esto permitió aumentar el conocimiento de la marca a nivel mundial y, sobre todo, le permitió verificar a la empresa de Noale que las innovadoras decisiones tomadas habían sido las correctas, estimulando una continua puesta al día tecnológica y creando un banco de prueba fundamental para la formación de los técnicos. Por tanto, a pesar de la crisis, en los primeros años de la década de los ochenta Aprilia se convirtió en un laboratorio de ideas y proyectos que afirmaron su prestigio a nivel mundial en los años por venir.
La primera señal importante de la nueva estrategia se tuvo en 1983 con la presentación de la primera moto de carretera de Aprilia: la ST 125.
Dotada de fuerte personalidad, esbelta y elegante en sus líneas, la ST 125, se comportó muy bien tanto en conducción deportiva como en uso normal, y conquistó a la prensa especializada. El año siguiente fue lanzada la STX, en una versión mejorada y más deportiva de la ST, y la primera enduro de la casa veneciana, la ET 50, que a pesar de su pequeña cilindrada reunía toda la experiencia Aprilia en las motos de campo.
En 1985, a pesar de ser el último año de participación oficial en las competencias de cross, salió al mercado la ETX en versión 125 y 350.
La elección de ampliar la gama producida, demostró ser previsora cuando se manifestaron las primeras señales de contracción del mercado de cross, que se volvió extremadamente especializado, a favor de un crecimiento de las motos de carretera y de enduro. El salto de calidad dado por Aprilia también se hizo notorio en las pequeñas cilindradas, con la salida en 1986 de la AF1, un vehículo que incorporó estética y técnicamente las características de las motos deportivas de mayor cilindrada. Así mismo, en el campo de las enduro, las ETX y las Tuaregs afianzaron su posición que, junto con el maxidepósito y un acabado más esmerado, se inspiraron en las motos de los grandes rallies africanos, que en aquellos años están muy de moda.
A la par de los contenidos tecnológicos, todas las motos Aprilia se distinguen por su diseño y su estilo gráfico absolutamente innovador y original que rompen la "monotonía" cromática de las dos ruedas basadas en los tradicionales colores rojos y plata.
Ivano Beggio creyó fuertemente en la fuerza y en la capacidad del diseño de sus motos para suscitar emoción y acercar las dos ruedas a un público más joven. La ETX de mitad de los años ochenta fue la primera moto que se caracterizó por su color tono sobre tono; durante los años de 1986 a 1991 las motos de la serie AF1 causaron grandes efectos en el mercado que, gracias a sus cambios de colores, incluso conservando un chasis parecido, parecían modelos completamente diferentes.
Aprilia al abrir las posibilidades de diseño y color, creó una tendencia que fue seguida por la mayoría de los fabricantes de motos, a tal grado que en el Salón de Milán de 1989, se habló de un "Salón Aprilia", debido al empleo generalizado de los colores pastel.
En el campo deportivo, los años ochenta registraron un salto de calidad sorprendente. Comenzaron las primeras experiencias en trial con la TL 320 en 1981, y en 1985, primer año de competencia en el mundial, la Aprilia de Philippe Berlatier llegó al quinto puesto. En ese mismo año se inició la extraordinaria aventura en el Mundial de Velocidad con la GP 250 piloteada por Loris Reggiani.
Una apuesta, juzgada como arriesgada por muchos observadores, fue la que hizo la pequeña casa italiana que, sin experiencia, entró en pista a competir contra los japoneses, famosos por su fortaleza y habilidad en competencia.
Sin embargo, al final de la primera temporada la Aprilia GP 250 llegó sexta en la clasificación. Un resultado fantástico considerando el pequeño equipo experimental de carreras puesto en pie para el primer año.
El gran día llegó dos temporadas después, cuando el 30 de agosto de 1987 en Misano, en el Gran Premio de San Marino, el himno italiano se entonó en el podio: la AF1 de Loris Reggiani venció el primer campeonato mundial de velocidad de su historia. Una fecha histórica para Ivano Beggio y Aprilia.
Gracias a la fuerza y conocimientos adquiridos en las experiencias maduradas durante el Mundial, la estrategia de Aprilia en producción de motos de carretera se enfocó hacia aspectos técnicos y ciclísticos con una estética atrevida y abundantes invitaciones a la actividad deportiva, en particular, con la AF1 replica.
Pero el éxito en las motos de carretera no hizo a Aprilia abandonar el "off road", que siguió siendo una de las especialidades de la casa de Noale: 1990 fue el año de la Pegaso 600, la moto que ha revolucionó el mercado, con una ciclistica de derivación fuertemente "off road" pero destinada a un uso en carretera. El éxito entre el público fue inmediato e incluso continúa hasta el día de hoy.
Después de los primeros años de experiencia, a apenas cinco años de distancia de la primera victoria y después de numerosos éxitos en competencia, el sueño de Ivano Beggio se realizó en 1992 con la conquista del Título Mundial en la clase 125 con Alessandro Gramigni. A esto se le sumó, en ese mismo año, la conquista del título mundial de Trial con Tommy Ahvala sobre la Aprilia Climber.
Desde entonces, una serie increíble de éxitos han hecho hoy de Aprilia el nombre a batir en las clases 125 y 250 con 111 victorias en los GP, 15 títulos mundiales y 16 títulos europeos; 5 victorias en Superbike, categoría donde se comenzó a competir en 1999, sin olvidar los 2 mundiales Trial marcas y pilotos conquistados en 1992.
Aprilia Racing ha demostrado ser, desde los inicios, una escuela de talentos y gran parte de los más afirmados campeones de las últimas temporadas han emprendido el camino del éxito sobre una Aprilia, coronando campeones del mundo a pilotos como Biaggi, Capirossi, Gramigni, Locatelli, Sakata y Rossi, entre otros.
Los éxitos en el deporte crecieron a la par del incremento productivo, dimensional y tecnológico de la empresa, que se impuso siempre más en el panorama del motociclismo internacional, gracias a sus características de innovación, imagen y dinamismo.
Los años noventa impulsaron a Aprilia a entrar definitivamente en el sector de los vehículos destinados a la movilidad urbana. Y, en efecto, el mercado de los scooters vivió durante esta década un largo período de crecimiento. También en este caso la creatividad y el anti-convencionalismo demostraron ser las llaves del éxito.
Comenzando por el primer scooter completamente de plástico, el Amico de 1990, Aprilia confirmó ser capaz de adelantarse a las modas, determinar tendencias y ofrecer productos siempre innovadores, estética y tecnológicamente, en términos de prestaciones, fiabilidad y menor impacto ambiental.
La casa veneciana siempre ha puesto un acento particular por estar entre los primeros puestos, ya sea compitiendo, investigando o creando las soluciones más vanguardistas.
En 1992, Aprilia fue la primera empresa que lanzó al mercado el primer escúter y la primera moto dos tiempos con escape catalítico, respectivamente: el Amico LK y la Pegaso 125, mientras que al año siguiente inició el desarrollo del primer scooter matriculado con motor de cuatro tiempos y cuatro válvulas.
El interés de Aprilia por el medioambiente se convirtió en uno de los principales objetivos estratégicos y, tras años de fuertes inversiones en investigación, misma que se ha intensificado con el tiempo, el 2000 vio nace al motor más “limpio” jamás producido: el Ditech (Direct Injection Technology), que sobresale gracias a su revolucionaria tecnología, consumos récord y emisiones reducidas.
En 1993, nació un mito en Noale: el scooter de rueda alta Scarabeo, que aun no ha podido ser superado, ya que su extraordinaria síntesis entre líneas retro y modernas, han hecho de él la referencia para todos los productores del sector.
La lista de los scooters de éxito de Aprilia continuó con el Leonardo, el SR y el Gulliver, por recordar sólo algunos de los modelos más famosos.
En 1995 Aprilia asombró a la comunidad internacional con la Motó, una obra de arte sobre dos ruedas diseñada por Philippe Starck, que con su diseño único triunfó rotundamente en la exposición al Museo de Arte Moderno de Nueva York. En ese mismo año nació la excepcional RS 250, una de las motos deportivas más exitosas de todos los tiempos.
En el transcurso de los años noventa Aprilia consiguió dar un nuevo paso hacia delante. Hoy es un grupo que con cinco empresas y siete filiales en el extranjero ha crecido hasta llegar a ser el segundo productor europeo de dos ruedas.
Los datos dimensionales del crecimiento de la empresa de Ivano Beggio son muy claros: en 1990 Aprilia facturó 150 mil millones de liras, generando 370 empleos, mientras que hoy emplea directamente 1650 personas y 3500 indirectamente, con una facturación de más de mil cien billones de liras.
Son datos significativos en todos sentidos, pero aún más si se considera que, desde los años setenta hasta hoy, muchos constructores europeos han sufrido suertes diversas frente a la competencia japonesa.
En 1998, Aprilia entró de lleno en el sector de las motos de gran cilindrada y lanza el RSV mille, que se adjudicó rápidamente en los mercados de referencia el título de Moto del Año en 1999.
Originalidad técnico estilística, aportaciones provenientes de la experiencia obtenida en las carreras, y, sobre todo, empeño y pasión en cada detalle, han hecho de ella un importante éxito comercial y de imagen.
La producción de las motos de gran cilindrada se intensificó posteriormente y continuó con la SL 1000 Falco y, en el 2000, con la salida de la RST Futura, de la ETV mille Caponord, de la RSV mille R y de la nueva RSV mille.
Aprilia se convirtió en una marca con una gama completa capaz de posicionarse como punto de referencia tecnológico, deportivo y estilístico en todos los segmentos de mercado.
Durante el transcurso del año 2000, Aprilia se volvió noticia una vez más gracias a la adquisición de las marcas Moto Guzzi y Laverda, patrimonio histórico de las dos ruedas italianas y mundiales, creando las bases para el nacimiento de un gran polo motociclista italiano.
En algo más de treinta años Aprilia ha escrito páginas de éxito. Un éxito que es ante todo la historia del empeño y de las intuiciones de un hombre evidentemente apasionado por las dos ruedas, el ingeniero Ivano Beggio, que ha sabido crear un mito moderno junto a sus colaboradores. Una organización empresarial objeto de estudio, donde la constante inversión en tecnología, el crecimiento y la valorización profesional de las personas han sido siempre considerados como el mayor valor estratégico.
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